1. Para pacientes autoinmunes o inmunodeficientes: Monitorizar el estado de la función inmunitaria, investigar la causa y guiar el tratamiento.
2. Para pacientes con infecciones recurrentes o graves: Comprender los cambios anormales en la función inmunitaria del paciente, identificar la causa y contribuir al diagnóstico clínico y el tratamiento.
3. Para enfermedades relacionadas con IgG4: Puede servir como indicador diagnóstico auxiliar, así como para la monitorización dinámica de la actividad de la enfermedad y la evaluación del pronóstico tras el tratamiento farmacológico.
4. Diagnóstico diferencial de tumores, enfermedades autoinmunes y ER IgG4.
5. Para pacientes con riesgo de infección por inmunodeficiencia (como trasplantes de células madre, pacientes con cáncer, etc.): Monitorizar el estado de la función inmunitaria, guiar el tratamiento y evaluar el pronóstico.